lunes, 6 de abril de 2015

Te solte la rienda...


Milagritos









Milagros,



Tus rayos etéreos que iluminan hasta el lugar más

recóndito y oscuro para mostrarnos que eternamente

hay un sendero a seguir.

Tus delicados pies posados sobre la serpiente

para enseñarnos que somos los suficientemente valientes

para derrumbar los obstáculos que haya en la travesía

y convertir el veneno en miel con nuestra

robustez interior.

Tus manos extendidas para asirnos de ellas y

ayudarnos a escalar las altas montañas y rescatarnos

de las subterráneas cuevas de nuestros temores.

Tu manto celestial, tu vestido blanco jazmín que se

funde con el cielo abrazando todo el cosmos,

saciándonos de tu presencia y al levantar nuestros

ojos, estés allí, en todo lugar con tu mirada

silenciosa, contemplativa, regalándonos a cada uno

estrellas eternas de amor.

Y tus brazos abiertos incondicionalmente al Universo,

esos brazos desplegados, protectores, sin descanso

para demostrarnos que no hay que dejarse vencer

aunque estemos agotados porque tu mensaje divino

en esta tierra es enseñarnos que los milagros

ocurren que nada es imposible siempre que creamos

en nosotros mismos, confiemos en nuestros sueños y

escuchemos el latido certero e incesante de nuestro

corazón.

Así sea.                              

                                                Carolina Piccinini